
Las espaldas del q llamara amigo,
no fueron hechas para escupir mis palabras,
ni para construir falsas ciudades oscuras.
Las espaldas del q llamara amigo,
fueron para cobijarlas, en su frío invierno;
y evitar q el ardiente sol d su desierto
le kemara alma.
Las espaldas del q llamara amigo;
las espaldas del q acompaño mis pasos,
y engendro su sabio consejo en mi corazón;
no me pidan q las cargue aun más.
Y no me impidan q tome su cruz
yo también, y lo acompañe aun mas allá,
de dond lleva el tren de la muerte.
Porq el q yo llame amigo,
fue también un hombre.
Con vacíos y errores,
con calambres y temblores.
...como no kualkiera
q lleva vida y nombre;
sino como mi amigo, q dio su vida
por mi, un simple hombre.
isk.-