Hay un punto,
en q el mundo se vuelve inmundo;
y deja caer su tristeza sobre los pies,
el alma, las manos y la cabeza.
Hay un punto,
en q lo q miro me roba el respiro,
y lo q siento, me kita el aliento.
Hay un punto...
en q los segundos se vuelven
los únicos testigos del olvido,
y mi voz guarda silencios,
en un rincón d lo vivido.
Hay un punto...
en q no soy príncipe, ni mendigo,
en dond caigo como el otoño,
a tu alma pekeña y tus ojos aun dormidos.
Canto, vivo y muero,
haciendo con estos puntos,
mi realidad y mi sueño.
Canto, vivo y muero,
y a un lado del camino queda,
lo q kiero, lo q amo y lo q espero.
Isk.-
